lunes, 17 de septiembre de 2007

Con todo aquello que siempre me gustó

Los primeros rayos del sol se colaban por mi ventana para despertarme. Miré directamente hacia el haz de luz, minúsculas partículas en el aire concentradas en esa línea recta que seguía la luz. Me levanté de la cama con un salto, con optimismo. Vi mi maleta en la cama de mi lado, vi las bolsas preparadas para llevarme, muchas cosas para hacer todavía. Creí que hoy empezaría todo, y no. Hoy no. Hace dos días que lloré, no sé por qué, para qué mentir. O quizá sí lo sepa. Lo que sí sé seguro, es que allí empezó todo. Y luego el día siguiente. No fue un día cualquiera, no fue uno más en mi vida. Después de varias semanas, era el día en el que mejor me sentí, en el que volví a sonreír. Ya comprendí mis nervios de esa misma mañana, algo sentí. Menos mal que no soy poeta, menos mal que sigo aquí. Sigo, porque no puedo hacer otra cosa. No puedo evitarlo, de hecho me gusta. Y lo que quiero es volver a mi cama, poder descansar con un sonrisa, con el olor en mis sábanas, el sabor en mis labios y este corazón que no debió palpitar tan fuerte. Me delaté. Me delataron todas mis caricias, mis miradas, mis sonrisas, mis besos y yo. No supe decir no. Lo confieso, no quise decir no. Cada vez lo tengo más claro, los sueños están para cumplirlos. Sino, ¿qué hacemos aquí? Yo lo tengo claro, intentar cumplir los míos a partir de momentos inolvidables.

2 comentarios:

Helen dijo...

Nice Blog :)

Zito dijo...

Thank!! I'm so happy!