domingo, 4 de mayo de 2008

Turno de silencio

"¡NO!", gritas por teléfono una noche encerrado en tu cuarto, te asomas al balcón y ves todo tan silencioso. Tu grito fue como una tormenta de verano, de repente salió todo. Ahora estás más relajado pero vas notando como algo recorre tu cuerpo, no es rabia, no, eso ya ha pasado. Sabes que no es bienestar, puede ser todo menos eso. No sabes lo que es pero conoces esa extraña sensación. Entras de nuevo en tu cuarto y te sientas junto a la ventana, en el suelo frío. Vas recordando aquello, hacía tiempo que no te pasaba. Tus brazos y piernas caen sin fuerza alguna, tus ojos entrecerrados y no quieres que nadie te vea. ¿Vergüenza? No creo, no hay nada de lo que me pueda avergonzar. Aún sin fuerza, sin ganas, te pones tus Convers y sales a que te dé el aire con algunos amigos. Ellos te esperan, seguro que no se han movido en todo este tiempo. Miras al cielo mientras caminas cabizbajo y ves la luna como la dibujabas de pequeño, es decir, menguante. La temperatura muy agradable aunque yo sintiera escalofríos de vez en cuando. Llegué donde estaban ellos, todos con una sonrisa y un par de ellos charlando y jugando. Yo llegué y no supe decir una palabra. No pude hablar nada. Algo me oprimía el pecho cada vez que lo intentaba.

Un par de días después, o sea, mañana. No podré decir nada, algo aquella noche hizo que entrara en un largo silencio. Un grito diciendo "No" fue la última palabra que dije en ese momento de desesperación. Porque sí, ya he encontrado lo que me pasaba. Se llama desesperación. Me di cuenta que me he vuelto a equivocar. Intento dejar de pensar pero no lo consigo. Tan solo callas, lo hago porque no tengo nada que decir, porque así me encuentro agusto, porque mi cabeza no me deja momento para conversación. Vuelta y vuelta y yo sin decir palabra.

En fin, ya hablé demasiado por un tiempo. Mi turno pasó.

Ahora te toca a ti.

Y a ti.

¿esto es normal?

Ninguna parte - Amaro Ferreiro

Hoy sí que tendrás
que escucharme
y lo vas a hacer
sin tener que mirarme.
Estoy como estoy,
ya sabes cómo encontrarme.
Cuando tú quieras ir
a ninguna parte, a ninguna parte.

Hoy sí vas a tener que escucharme
y me vas a oír a lo grande.
Cada día voy más desorientado,
me parezco a ti, bueno, sólo en lo malo.


Estés como estés,
ya sabes cuidarte.
Yo prefiero oír
hasta ninguna parte.


Esté donde esté,
sabrás cómo buscarme,
cuando quieras venir
a ninguna parte, a ninguna parte.

Hoy sí vas a tener que aguantarme,
y lo vas a sentir alejarse.
Cada día estoy más desordenado,
al contrario que tú, dentro de lo malo.

Esté como esté,
ya sabes encontrarme,
yo me quedo aquí,
en ninguna parte.

Estés donde estés,
sabes cómo arreglarte,
cuando tengas que ir
a ninguna parte, a ninguna parte.