martes, 1 de enero de 2008

Pues...



By: Zito & JMAB

Punto, y aparte.

Fin y comienzo. Traje nuevo, cena abundante, bebida a raudales. Doce uvas, quedan 4 minutos para pasar de año y me relajo en el sofá, "chico, 2007 se va y no te has dado cuenta de tantas cosas" me repetía. Mis padres de pie gritando que ya son los cuartos, a mí que todo se me pasa muy rápido. La bola que baja. Felicidades, ha llegado el nuevo año, 2008 nos espera. Brindemos con Champán francés. Lagrimitas de rigor recordando a los que faltan, a los que están lejos, a todos aquellos que se quedaron en el camino. Besos acompañados de deseos y propósitos.
Noche de fiestas, empiezas a ver a los que te acompañarán en esta noche especial. Buena noche para hacer botellón, todos tan arreglados, todos tan falsos (o quizá con tan poca y mala memoria). Discoteca, bailar. Te das cuenta que no está toda la gente que quieres que esté, que sobran personas, que falta gente aún estando. Sigues bailando. Te pides un cubata para no desentonar, porque no hay nada que beber. Te asquea. El humo que te molesta en los ojos y te lagrimean. 8 de la mañana, vámonos. Empujones a la salida. Camino de casa. Vas con aquellos que quedaron hasta última hora. Es de día, no hace mucho frío aunque los pies empiezan a notar la paliza que les has dado. Una hora después, destensas todos tus músculos, te relajas y disfrutas.
Estación de autobús, hora de llegada (teóricamente): 9:10. Te sientas, te encoges. Música en el móvil. Lágrimas en mi cara, el humo me sigue haciendo efecto en las lentillas, y por tanto en mis ojos. El autobús no llega. Un hombre viene a hablarme, a entretenerme la mañana, dice ser "chico boy" de Tarifa. Después de un rato me vi metido en una conversación con un hombre del campo, colorado y con olor a alcohol y con el, ya mencionado, "boy". Esperando un autobús que nunca llegó.
No me puedo quejar, fue culpa mía, no llevaba ropa interior roja, ni metí oro en la copa del champán. Por cierto, una hora después, cansado de esperar, con la brisa de la mañana pegándome en la cara, me fui a mi casa. Me senté sin decir nada. Había sido buena noche, sí señor (o señora).

¡bRinDemOs poR toDOs noSoTRos!



Insurrección


¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tú creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.
Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.
Retales de mi vida,
fotos a contraluz.
Me siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.
Me corto el pelo una y otra vez.
Me quiero defender.
Dame mi alma y déjame en paz.
Quiero intentar no volver a caer.
Pequeñas tretas para continuar en la brecha.
Me siento hoy como un halcón
llamado a las filas de la insurrección.