domingo, 21 de agosto de 2011

Se agarra al cielo y piensa en mí

Ella paseaba siempre en globo, y coleccionaba nubes. Él, sin embargo, disparaba a los extraños y regentaba un burdel abandonado. Los dos habían dado la vuelta al mundo, pero en direcciones opuestas. Y, cuando sus espaldas se encontraron, supieron que el viaje había terminado.

Hablaban un extraño y antiguo idioma que nadie había oído jamás. Es posible que ni siquiera ellos... Pero, cuando se miraban a los ojos, las palabras, convertidas en pequeños y malignos duendes, les susurraban al oído su propio significado. Y entonces reían, y reían, y reían... Nadie era capaz de pararlos. Ni los trenes de mercancías, ni los semáforos en verde, ni los gritos de auxilio, ni las mujeres embarazadas, ni los abogados en paro. Ni siquiera los esposos celosos. Reían, y reían, y reían...

Ella habló de tristeza. Él lo entendió todo. Ella bajó la mirada. Él borró sus huellas. Se escondieron, pasaron hambre, temblaron de miedo al oír la tormenta acercarse más rápido de lo previsto, y supieron que al fin del mundo llegarían mañana.

Entonces, él le cogió una mano, la miró a los ojos, y le dijo: "Gracias. Adiós."

sábado, 13 de agosto de 2011

Invictus

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishment the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


William Ernest Henley