sábado, 28 de julio de 2007

Black and White Love


Black and White Love
Originally uploaded by ElUltimoDeseo

Es invierno


y ha llovido,


y en mis venas


no hay sentido.


Foto de:
Jimena Almarza
http://www.jimenaalmarza.com.ar/

miércoles, 11 de julio de 2007

Perdón por anoche (2ª parte)

A las dos semanas fue Ana la que quedó con sus antiguas amigas, acabaron quitándose ropa y bailando poseídas en un escenario. Bastantes hombres se acercaban a este grupo de peligrosas treintañeras. Uno de ellos llamó la atención de una Ana desconocida, endiosada por el alcohol y la ropa provocativa. Era un joven de unos 28 años, con el pelo largo y rizado, bastante fuerte y bailando, con la camisa entreabierta, pegándose al grupo de señoritas. Ana pasó por su lado y él no pudo evitar fijarse en sus enormes ojos y sus preciosos y carnosos labios. Ana se giró para presentarse, se separaron del grupo y se reían a carcajadas en la barra bebiendo un chupito tras otro. Luis, el muchacho, tenía su mano sobre la cintura de Ana, mientras le contaba que soñaba con encontrar para él una chica como ella, y otro piropos similares. Él, sin esperar más, la apretó contra su cintura y la besó. Le susurró al oído que se fuera con él al piso que tenía cerca del pub donde se hacían carantoñas. Ana dudó por un instante, pero sin pensar nada más dijo que sí. Lo cogió de la mano y ambos salieron corriendo calle arriba hasta llegar al portal del bloque de Luis. Subieron las escaleras quitándose la ropa. Abrió la puerta y cogiéndola en brazos la echó en su cama. Arrancándole la camisa y subiéndole la falda la penetró fuertemente. Ana mordía la oreja de Luis, mientras gemía de placer y dolor. Tras un lujurioso rato ambos se quedaron dormidos, desnudos, uno junto a otro, sus cuerpos sudaban y se rozaban. A la mañana siguiente ella llegó seria diciéndome que se lo había pasado bien y que se había ido a dormir a casa de su amiga Carmen, que estaba sola y necesitaba dormir con alguien. Yo la creí, confiaba en ella. Le conté que no había podido pegar ojo, mi corazón había palpitado más de la cuenta, y había pasado la noche escribiendo un relato como hacía siempre que podía, uno de mis hobbies. Todo transcurrió con total normalidad durante las siguientes semanas, hasta que pasados mes y medio me dijo que teníamos que hablar. Nunca me había gustado esa frase y mucho menos el tono con el que me lo dijo. Nos sentamos en el filo de la cama y me dijo que no podía esperar más para contarme aquel tormento. Estaba embarazada del tipo con el que se acostó. Yo la miré con los ojos inundados. Había tenido la oportunidad de pasar un rato con esa joven rubia y la había denegado por una mujer que cuando tuvo su oportunidad no lo dudó. Me engañó. Me quedé con la sensación de alguien usado, de no haber sabido dar todo lo necesario a Ana, de ser un “Don Nadie”. Me levanté con cara de gilipollas, deseándole suerte con aquella criatura de alguien que conocía de una noche y no se haría responsable de nada, le toqué los labios por última vez y me levanté abandonando la habitación, volviéndome y viendo cómo lloraba, cómo suplicaba por su error. Las cosas se piensan antes, ahora no valía de nada su tristeza. Ya estaba dolido, salí de la casa y me quedé parado en la puerta, tuve un dèja vu, ¿acaso no había vivido ya esto antes?

Perdón por anoche (1ª parte)

Otra tarde igual, parece que hará bueno y al final acaba lloviendo. Me encierro en el salón de mi casa y pongo la televisión, me aburro. Son las 8 de la tarde y espero que llegue mi esposa de limpiar la casa de unos señores mayores extranjeros, del norte de Alemania creí oír una vez. Yo ya trabajé esta mañana; siete horas sentado en una oficina con un traje y una corbata que te ahoga. Delante del ordenador controlo los últimos movimientos de las empresas de comunicaciones, caídas y subidas de precios, lanzamientos de nuevas tecnologías, clientes que protestan. Estoy cansado, fue un día agotador. Mientras cambiaba de un canal a otro en busca de un programa interesante llegó Ana, con las manos hinchadas, un poco desaliñada, pero con una sonrisa en la boca. “¿Qué tal te fue, cariño?” le pregunté. Ella sin vacilar me contestó un “Bien” eufórico. Me alegré por ella, y la besé. Al irse a la ducha me eché de nuevo en el sofá y cogí una revista de coches que me había comprado esa misma tarde. Me imaginé montado en aquel BMW viajando por todos aquellos lugares que siempre había soñado conocer. Ana mientras tanto hacía la cena; volví a la realidad y fui a ayudarla a la cocina. Mientras cenábamos hablamos de ir a ver la nueva película de Spiderman al cine, pero hoy no, le recordé, hoy quedé con mis amigos, “hace mucho tiempo que no estoy con ellos, que no les veo”, argumenté. Ella asintió, terminamos de comer y recogimos todo. Sin pausa me duché y me vestí con una de mis camisas nuevas y unos vaqueros un poco desgastados. Llamé a Jorge, vendría a recogerme y nos iríamos a tomar algo al centro. A los 20 minutos el coche de Jorge me esperaba en la puerta, me acerqué a Ana y con un beso me despedí. Ella no tenía sonrisa y me miró para decirme que volviera pronto, que lo pasara bien y tuviera cuidado. “No te preocupes, daremos una vuelta y volveremos pronto, tranquila, confía en mí”. Cuando iba saliendo por la puerta de casa grité un “Te quiero” con el que conseguí que sonriera. Bajé las escaleras y abracé a Jorge, hacía tanto tiempo que no nos reuníamos, había que disfrutar. Fuimos a por Iván y Javi. Ya estábamos los cuatro. Los pub’s del centro nos esperaban con música de todo tipo. Un cubata y un brindis. Éste por los viejos tiempos cuando siempre estábamos juntos, antes que los distintos trabajos nos separaran. Tras unos cuantos habíamos brindado ya por todo, por nosotros, el futuro, por la camarera, por el DJ...cambiábamos de bar para no aburrirnos. Todo eran risas y antiguas batallitas. Al cabo de un rato empezamos a bailar y algunas chicas se nos acercaban, aún conservábamos buen tipo, sobre todo Javi, muy curtido en el gimnasio. Poco a poco nos fuimos separando a medida que fueron apareciendo chicas, de Jorge y Javi no supe más aquella noche. Sin embargo, Iván y yo seguíamos juntos, éramos los dos que nos habíamos casado y los que más tiempo pasábamos juntos cuando éramos unos muchachos. Miré el reloj, aún era pronto, sólo eran las 3 y media de la mañana pero no podía beber más, ya estaba mareado. Seguimos bailando y llegaron unas antiguas amigas. Una de ellas se acercó mucho a mí y me preguntó qué tal me iba la vida y me pasó un wisky que estaba bebiendo. Me preguntó si me había casado, ella estaba “libre como el viento”, yo contesté que sí pero pareció no prestarme atención. Después de beber de más, le dije a Iván que me iría a casa, que ya estaba bien, él también se fue, o eso creo. Yo salía del bar y empecé a caminar solo mientras caía una refrescante pero pequeña lluvia. Fue entonces cuando oí unos tacones correr detrás de mí, era Lucía. La chica rubia con la que me había encontrado en el bar. Me quedé observando cómo corría hacia donde yo estaba, tenía muy buen cuerpo, era un poco más joven que yo, como Ana. Cuando llegó me dijo que su casa estaba de camino y que si no me importaba que se fuera conmigo. Estuvimos charlando hasta llegar a sus pisos, vivía con su hermana pero ahora estaba fuera. Le di dos besos y me giré para marcharme. Ella me agarró del brazo y me dijo que ya me había dejado escapar una vez y que no lo iba a hacer otra. Se acercó, me besaba el cuello y me ponía sus finas manos en mi pecho. Yo inmóvil no sabía reaccionar. Al poco tiempo recordé la cara de Ana cuando llegó sonriente del trabajo y me besó, me aparté bruscamente de Lucía. No podía ser, era una chica atractiva pero yo estaba casado y quería a Ana, nunca le haría daño. Me fui con paso ligero para mi casa, llegué intentando no despertarla y me acosté junto a ella dándole un beso en la mejilla. A la mañana siguiente le conté todo lo que había pasado y se alegró de mi reacción, para Lucía sólo salían insultos de su boca.

domingo, 8 de julio de 2007

Agua

Qué hacer cuando uno tiene sed pero el agua no está cerca, cuando uno quiere beber pero el agua no está cerca. ¿Tú lo sabes?... y dejar que el agua corra...