jueves, 23 de agosto de 2007

Sólo (solo) dos horas


La playa vacía y el agua agitada
Cargado originalmente por Zito69
Allí estaba, sentado sobre mis chanclas, sin bañador, con la cabeza nadando entre las agitadas aguas, una sombrilla volando, escribiendo sobre la arena mojada. Pasé dos horas, entre risas y lágrimas. La marea subía y el agua mojó todo aquello que había escrito, lo borró. El viento empezó a soplar con más fuerza, no aguanté y me fui. Cogí mi mochila, las gafas de sol y mis ilusiones. Mis chanclas, la gorra y mis sentimientos. Y me fui. Andé por tablas sobre la arena, dejando atrás un verano. Caminé por el paseo marítimo, y allí, me quedé tumbado, esperando para irme. Observando desde la distancia. Me di cuenta tarde que me tenía que ir, me levanté de un salto y empecé a andar despacio, cabizbajo. Llegué a la parada de autobús, aún quedaban ocho minutos para irme. Me senté en un banco de la estación, sin más compañía que aquella guiri rubia con los ojos claros, los pelos sucios y una mochila más grande que ella. Llegó el autobús, la gente se agolpaba para entrar, yo entré detrás de una señora que me empujó, agarré el pasamano para subir los escalones. Miré hacia la derecha, me quedé parado, con la vista puesta en esa cuesta. Sonreí. Había sido bonito. Entré con paso firme, fui haciendo carantoñas a todos los nenes con los que me encontraba, me senté, la música sonaba, y el autobús arrancó. Mirando por la ventanilla vi tanta gente; demasiada gente y pocas personas. Dije adiós y, a partir de entonces, sólo miré hacia delante.

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