domingo, 13 de julio de 2008

Donde quise decir luna, dije cometa, ¿o era al revés?

La cometa, coge la cometa que se va con el viento. No sopla muy fuerte, pero aún así, demasiado para unas manos como las tuyas. El sol empieza a picar en la espalda, tu vista se nubla y empieza a levantarse un frío viento que hace que no dudes en colocarte la camiseta. Con dolor de cabeza intentas descansar de un largo y, en ocasiones, entretenido día de verano. Otro día más de verano y va la mitad de julio. Una canción más, toca Jarabe de Palo, es lo que hay puesto en el reproductor de tu móvil. Atardece y estás mirando para otro lado porque el sol te molesta en los ojos. Al otro lado aparece la mitad de una luna llena, es decir, creciente. Es de día pero se puede ver claramente entre un cielo despejado, allá, a la izquierda.
Tan tranquilo esperando que anochezca cuando algo te da un bocado en el estómago. Y te vas a oír las olas, te sientas en la orilla esperando algo, esperando que llegue alguien con alguna cosa entre sus brazos. Pero no. Te sientas con la cara húmeda, sin saber por qué, te das cuenta que lloras. Puedes estar tranquilo, nadie te está mirando en ese momento. De hecho dudo que alguien lo haya hecho a lo largo del día de hoy, pero ¿qué más da que me miren? Yo sigo, me pongo a hacer borrones en la arena, tengo un par de ases en mis manos y, sin embargo, pierdo la partida. Nadie pudo ver mis cartas, no lo permití. Cada uno jugaba su partida egoístamente y yo no gané, porque no soy el mejor. Así, perdido, cogí y me fui, busqué conversación y alguien hizo el intento, pero pronto cambió por algo más alegre, no estaba para aguantar tonterías cuando tenía problemas mayores. Así que sentado mirando la arena esperé que llegara la hora de marcharme. Y llegó. Cogí mis cosas, todas esas cosas que llevo cada vez que voy y me fui confiado en que mañana sería un gran día.


Ha pasado ese mañana, y me equivoqué otra vez más. Y en estas líneas intenté explicar algo que no sé cómo hacerlo. Cómo me quité de una historia y aparecí en otra. Cómo sigo teniendo la cometa. En esta historia en la que cada palabra no significa sólo lo que debería. Y dejo por escrito que el siguiente (será muy muy seguido) será más claro.

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