domingo, 2 de marzo de 2008

Día a día, sueño tras sueño

Hoy, un día especial para nosotros, miro el calendario como tantas otras veces hice, otro 14 más. Hoy me pongo a escribir y no quedan versos, no queda nada que contarte que no sepas ya de mí, de todo esto que vivimos. O quizá, sí...
Aquella noche mágica me quedé observándote con detenimiento, sin prisas. Allí estabas tú, a escasos centímetros de mí. Yo, sintiendo tu respiración tranquila y tu palpitar, tus labios en medio de la soledad, esa soledad tan dichosa. Aquel momento que esperaba desde que te conozco, podría decir que me enamoré, pero no lo diré. Sería injusto decirte que me enamoré en un día, sería ilógico hablar de amor por unas horas. Chica, sabes que aquel día no fue uno cualquiera, no fue uno más en mi vida. Después de varias semanas era el día en el que mejor me encontré. Pero aún así, no, lo nuestro va más allá que un día increíble, lo nuestro es sinceridad, fuerza, romanticismo y alegría. Te seré todo lo franco que sé y te contaré por medio de palabras lo que he intentado que entiendas día tras día, con besos, abrazos y superando momentos difíciles. Me enamoré a diario, con largas conversaciones, de tus caricias llenas de ternura, de tu enamorada mirada, de tu sonrisa generosa, de tu dulce despertar. Tantas cosas y aún no sé si es esto el amor al que le dedican versos y versos los poetas y cantantes, si es éste el amor de lo que hablan extensamente los libros de texto. La verdad, no me preocupa. Es esto lo que quiero, que sigas ahí, que no te quites de mi mente día y noche, que me llames para un te quiero.
A veces parezco tonto, sonriendo sin que la gente sepa bien por qué, pues ya es hora de que se enteren, estoy ilusionado. Y feliz, muy feliz de tenerte a mi lado. Contigo me siento muy grande. Y por eso, la verdad, también tengo que pedirte alguna cosa. Tengo que pedirte que me busques por si algún día me pierdo. Que me busques en lo más profundo de tus sueños, en el índice del cuento que a veces te he contado. Un cuento en el que tú eres la princesa, y yo sólo un príncipe interesado en convertirse en alguien a quien no consigas olvidar. Ése soy yo, el encargado de hacerte feliz esta parte de tu vida.

Ya comprendí mis nervios de aquella misma mañana, algo sentí. Y por eso sigo. Sigo, porque no puedo hacer otra cosa. No puedo evitarlo, de hecho me gusta. Y ahora lo que quiero es volver a mi cama, poder descansar con una sonrisa, con el olor en mis sábanas, el sabor en mis labios y este corazón que no debió palpitar tan fuerte. Me delaté. Me delataron todas mis caricias, mis miradas, mis sonrisas, mis besos y yo. Ya estoy ante ti, sin nada más que ocultar. Y sí, los sueños están para cumplirlos. Sino, ¿qué hacemos aquí? Yo lo tengo claro, intentar cumplir los míos a partir de momentos inolvidables.Ahora, cogeré un folio, buscaré un bolígrafo de tinta negra, me sentaré justo delante de la ventana, y hoy de nuevo volveré a escribir mis sueños mientras espero tu llamada. Escribiré un "TÚ" y un "YO" bien juntos, para que nada ni nadie los pueda separar. Y soñaré que eres tú la luna que alumbras mis noches. Y todo esto, sin dudar que cuando termine con esto, correré hacía ti. A abrazarte, a besarte. Porque sí, porque te quiero. Porque te amo.

Mi carta de San Valentín de 2008. (2º premio local de Tarifa y 1º de Facinas). Es difícil explicar con palabras algo como el amor, que ya sabes que nadie puede explicarlo. Por y para ti.

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