lunes, 18 de diciembre de 2006

La Navidad llega ¿se nota?

Me senté en el sofá de casa, ya he vuelto para pasar aquí las vacaciones con la familia y los amigos. Me eché el paño de la mesa por encima de las piernas y encendí la estufa para sentir la llegada del invierno. Busqué entre mis cd's olvidados, entre aquellos que no sabes por qué te los grabaste (porque tengo que reconocer que los tengo pirata, y menos mal), aquellos Coyote Dax, Chayanne, Jennifer López, Britney Spears, esos recopilatorios Blanco y Negro, Ahora 00, Gala 1 Operación Triunfo (los de la primera edición, ¡sí!, la de Bisbal, Bustamante y la Rosa de España), y los que te recuerdan al verano como Caribe mix o Verano 99. Yo también pasé por esa mala época en la que escuchaba lo que decía la tele que escucháramos, más bien, oir porque escuchar poca cosa hay que escuchar (ni calidad musical, ni letras que valgan la pena). Buscando, encontré los cd's que quería, la Navidad por Andalucía (¿villancicos en andaluz?), los pitufos cantando el "Fum fum fum" y el "Campana sobre campana", los cd's que regalaba Coca-cola por la compra de dos litros de alguno de sus productos para homenajear esta época, y así otros cd's más con los típicos villancicos navideños ("Noche de paz", "Los peces en el río" y "La marimorena", entre otros). Me quedé con uno de estos últimos en los que los cantantes no tenían acento raro y cantaban canciones típicas de la Navidad. El portal de Belén ya se había encargado mi madre de ponerlo y supongo que no se quitará de ahí hasta la vuelta a clase, después de Reyes (esperemos que no venga ninguna directora de instituto con aires de superioridad a tirarnos las piezas al cubo, que bastante cara nos costaron y bastante chulas están). No echo de menos el Cagané, pero me planteo si Carod Rovira montará su portal, eso sí, con Cagané incluido por supuesto, faltaría más. Miré a mi alrededor y mi madre no ha puesto árbol este año, en parte me alegré. Hace unos años era costumbre ir a cortar un abeto (o pino) chico para decorarlo, por suerte ahora se llevan los árboles de plástico en el que tienes que ir abriendo las ramas y ponerlas como quieras. Pensé que hay árboles que mejor no ver por la poca cantidad de ramas y lo enclenque que parecen, otros decorados con montones de colores, bolas rojas, verdes, doradas y espumillón de muchos más tonos diferentes, nada comparable al de la 'White house' con su homogeneidad y su entereza. Donde hay dinero lo hay. Aún así hay cosas que el dinero no puede comprar, por ejemplo los Reyes Magos, ellos (los estadounidenses) jamás lo tendrán como nosotros, ellos se tienen que conformar con un gordo que viene antes de tiempo y no te deja tiempo para la ilusión. En mi casa le tengo prohibida la entrada. Eso deberían hacer en todas las casas, y quitar los "Papá Noel" que están colgados con una escalera de sus balcones. Ya tenemos suficiente con que en Halloween vengan cada vez más niños a pedirme caramelos (sin saber por qué). Esto es, en el más amplio sentido de la palabra Imperialismo. Volviendo a mi sitio en el sofá de mi casa y encendiendo la televisión empiezo a hacer un zaping. Aunque pienso que es buena época para leer ahora no tengo ganas, empieza la flojera y prefiero que me lancen las cosas sin "esfuerzo". Uno, dos, tres y hasta cuatro canales hay con anuncios de juguetes, a las 6 y media de la tarde, buena hora para comerle la cabeza a los niños que ven como el barco navega por los siete mares y no leen la pequeña letra blanca de debajo, "No incluye pilas. Recomendado para mayores de 3 años. Más de 30€. No contiene agua, islas, personajes ni sonido. Las piezas se venden por separado". Así todo es más bonito y el niño corre a papá y a mamá con la ilusión de que le traigan todas esas cosas llamativas que anuncian. Otros dos canales más con películas de Navidad. Y una con noticias breves, pacto ETA-Gobierno, plataforma en contra de pacto, militares que vuelven de la guerra para pasar las vacaciones en España (pero...¿esos militares no debían de haber vuelto hace ya bastante tiempo de una guerra que no debería haber estallado?, yo espero que vuelvan), accidentes en carretera, comidas de empresas de muy distintos tipos, atención al colesterol por el exceso en las fiesta, y cómo no, los gastos. Esa noticia consiguió captar mi atención. La media de cada españolito rondaba los 350 € por persona entre comida, regalos y fiestas. Los regalos más usuales eran los nuevos aparatos electrónicos, cámaras, mp3, ordenadores con mejores prestaciones o nuevas consolas, y además, la ropa. Al terminar esta noticia salió una de un ca... que mata a prostitutas en el Reino Unido. Me acordé del horóscopo que oí esa misma mañana en un programa "de cotilleo", "Cáncer, estas Navidades estarás más sensible de la cuenta...", y tomé la decisión de apagar la tele porque, aunque no creo en estas cosas, mejor no ponerlo a prueba.
Con la televisión apagada, la estufa aún encendida al igual que las luces del portal y que mis mofletes, decidí hacer aquello que tenía que hacer. Cogí mis libros, me incorporé en la silla y me puse a estudiar, recordando aquella frase de mi profesor, "quedan 6 semanas y tenéis 7 asignaturas, poneros las pilas o no os da tiempo". El ambiente de Navidad se fue al traste (a la mierda, vamos). En los descansos de mi estudio aprovecharé para escuchar ese villancico típico, para tomar esa leche caliente, para comer turrón y mantecados (aunque se me quede la boca como un zapato). Ahora a esperar la felicitación de Navidad del gobierno, la comida de Nochebuena en familia, el pregón del Rey, los Reyes Magos, la ilusión de que el gordo de Navidad desahogue la presión económica de las familias de clase media y las promesas para el nuevo año. Mientras tanto, a ser felices y a disfrutar de la Navidad.
Ahm, y... ¡Felices Fiestas!

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